La magia de Sevilla atrapa a los extranjeros
Sevilla es una ciudad cada vez más cosmopolita. El buen tiempo, las tapas, todos sus monumentos y el sinfín de tradiciones que la caracterizan cautivan a los turistas. Y es que hay que reconocer que pasear por el Real Alcázar con una agradable brisa primaveral tiene su encanto. No me extraña que nuestra ciudad enamore. Está plagada de historias interesantes y de monumentos que las muestran por donde quiera que vayas. Recuerdo que, de pequeña, vi muchos espectáculos callejeros en el Casco Antiguo con los que aprendí historia de Sevilla. Me resultaba fascinante.
No obstante, Sevilla ofrece gran cantidad de actividades de culturales y de ocio. Si eres un amante de la pintura, puedes admirar grandes obras en el Museo de Bellas Artes. Si prefieres las artes escénicas, anímate a conocer el Teatro Lope de Vega. Adéntrate en el ambiente de Isla Mágica, un parque temático donde pequeños y grandes se lo pasan pipa. Disfruta de una tarde en la naturaleza pasando el día en el Alamillo o en el Parque de Mª Luisa. Ve de compras por la calle Sierpes. Pasea por el centro en un coche de caballos. Visita Itálica, la Torre del Oro, la Catedral, distintas iglesias, el Barrio Santa Cruz, Triana o La Plaza de España. Todo esto y mucho más en una misma ciudad.
La Sevilla globalizada
La tierra natal de Bécquer y de Velázquez (entre otros ilustres) lleva siglos sirviendo como escenario de grandes obras. Fue aquí donde Juan Tenorio conquistó a doña Inés, por ejemplo. Pero gracias a la globalización, a la interculturalidad y a la traducción, Sevilla se ha hecho todavía más famosa. Hemos acercado nuestra tierra al mundo que la rodea y estamos listos para recibir a todo el que quiera venir. Personas de muy distintas nacionalidades se maravillan al ver nuestro modo de vida. Ningún turista quiere irse de aquí sin vivir antes el lujo de sentarse en un velador y probar nuestras tapas. Japoneses y franceses se sorprenden al ver que los negocios cierran los domingos: las compras se planean los sábados. Les encanta la idea de que el domingo sea un día consagrado a la familia, ellos no tienen esa costumbre.
Otra cosa que les gusta mucho son nuestros horarios. Aquí no se come a las 12:00, sino a las 14:00 o a las 15:00, pero el bocadillo de media mañana no nos lo quita nadie. Al mismo tiempo, desmentimos el tópico de que los andaluces somos unos vagos. Afortunadamente, la opinión global sobre nosotros se acerca más a la verdad: somos buenos trabajadores que saben compensar el negocio con el ocio.
Asimismo, también nuestro particular vocabulario despierta el interés de nuestros vecinos del mundo y de nuestro propio país. Me viene a la mente una anécdota al respecto. Una chica vizcaína quería saber qué significa «malaje» y su amiga sevillana le dijo: «es lo mismo que “saborío”». La pobre vasca se quedó desconcertada hasta que alguien le explicó que «malaje» y «saborío» son sinónimos de «desagradable». La RAE no recoge el vocablo «saborío», sino «desaborido», cuya definición es ‘soso, sin sabor, sin sustancia’. Lo que no muchos saben es que «saborío» es el resultado de la palabra «desaborido» con un toque andaluz.
Lugares de interés
Los extranjeros que nos visitan vienen deseando subir a la Giralda, ir a la Plaza de Toros, conocer la Feria de abril o ver Las Setas. Por ello, podemos encontrar fácilmente por el centro tiendas que venden tazas de toros o trajes de flamenca durante todo el año. Sin embargo, al llegar aquí, los turistas descubren que la Feria de abril no es permanente, pero esto no les decepciona. No, no se decepcionan porque, con poco tiempo que pasen aquí, ya se dan cuenta de que, efectivamente, Sevilla es arte. Un arte que va mucho más allá de la tauromaquia y las sevillanas. Un arte que se respira en el aire, una gracia que se contagia. Ya decían Los del Río que «Sevilla tiene un color especial».
Yo no sé si será el color u otra cosa, pero algo especial sí que tiene. Algo especial que hace que aquí los turistas se sientan como en casa. Algo especial que hace que vengan para quedarse. Una magia que los atrapa.